Las relaciones humanas

 Encuentro a las relaciones humanas muy intrigantes.

La profunda comunicación que puede existir en algo tan ambiguo como la flexión de un dedo.


Las sensaciones a su lado, una sonrisa, siempre la habías encontrado muy ancha y expresiva, y ahora con sus labios sobre los tuyos solo puedes formar parte de ella.


El sonido, el orquestal arreglo de su salival sinfonía, los susurros que lo precedían, los apresurados pasos que le siguieron.


Su espalda al alejarse.


Giros, tensiones y nudos.


No encuentro nada más intrigante que sus ojos, ojos observan, ojos cambian, ojos que ven y anotan y crecen


Ojos que decidieron ya hace largo rato el lugar que tomaría en su habitación el mueble que es tu cuerpo, sutil y olvidado adorno que derivaría a unas cuantas anécdotas cuando el tema saliera a colación.


El conocido nudo en tu pecho se comienza a apretar en cuanto esas oraciones revolotean en tu cabeza.


Dos pajaros y un beso, una ligera caricia.

El inintencionado disparador de un desvarío de pensamientos.


Un pendular discurso que transgrede a la fiabilidad de sus palabras


El primitivo instinto que te sigue llevando a bailar alrededor de sus labios endiosándolos, anhelándolos.


Que es un beso si no una afirmación, la declaración de culpabilidad sobre sus más íntimos deseos.


Que es un beso si no el atardecer mas colorido, la canción mas profunda.


Que es un beso si no un regalo, que es un beso si no un castigo.


Definitivamente encuentro a las relaciones humanas muy intrigantes


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